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Literatura

Reseña de libro: “Huesos en el Desierto” de Sergio González Rodríguez

POR: Nicolás Galindo Salazar      |       Visita MEDIUM.COM para ver el artículo.

¿Por qué Ciudad Juárez se convirtió en un foco de atención sobre la violencia de género en México? ¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno frente a la crisis de feminicidios en la región? ¿Cómo podemos entender la impunidad que prevalece en este contexto? Estas son algunas de las preguntas que Sergio Gonzáles Rodríguez explora en su libro “Huesos en el desierto.” A lo largo de sus capítulos, Rodríguez ofrece una serie de narraciones sobre las múltiples víctimas de desaparición, violación y feminicidio que han llegado a nuestro conocimiento en Ciudad Juárez. Mediante el retrato de estos casos, el autor nos obliga a reflexionar sobre la naturaleza de la violencia en México, el enredado papel que juega el Estado, y los obstáculos a los que se enfrentan las víctimas y sus familias para acceder a la justicia.

Una cuestión recurrente en la reflexión que ofrece el texto es el papel que juega la memoria del Estado sobre las mujeres asesinadas en Juárez. “La máquina de olvido y exterminio ha continuado,” escribe Rodríguez en su prólogo. “La finísima arena al viento de Lomas de Poleo se traga las huellas.” Así, el libro confronta la manera en que el olvido, el rehúso a la memoria y el entierro tanto figurativo como literal de los cuerpos han sido las principales maneras en que el gobierno ha decidido abordar la violencia feminicida. Este uso selectivo de la memoria es sintomático de dos realidades: la complicidad del Estado, de las instituciones de seguridad y de la justicia con la situación de violencia, y el carácter machista que permea nuestra cultura. A lo largo del libro, se expone cómo ambas realidades alimentan la forma en que se toman decisiones sobre cuáles vidas merecen ser salvadas y cuáles otras se ‘pierden’ entre la arena.

Llevar a cabo este trabajo de reflexión es una tarea complicada y Rodríguez nos ofrece elementos con qué tenerla. Entre la crónica y el ensayo, las diferentes narrativas del texto iluminan la manera en que se consolida la corrupción, las relaciones de poder que tergiversan las fronteras entre el gobierno y el narcotráfico, los favores entre jueces y acusados, las mordidas, las vistas gordas de elementos de la seguridad pública, la cultura machista con que se llega a una escena del crimen, los ojos con que se ve a la víctima y al victimario, y los muchos otros factores detrás de la condición de desgobierno e impunidad que imperan en Juárez. Entre todas esas piezas que parecen desorganizadas y demasiado variadas, Rodríguez ofrece una narración que permite no sólo repensar las políticas públicas en la materia, sino que también el sistema de género con el que todas y todos somos de alguna manera cómplices.

Así, la huella de dolor que recoge el texto –pues su narración también es un intento de recordar aquellos pasos perdidos– hace evidente la necesidad de transformar las normatividades de género que permean nuestros espacios cotidianos. Importantemente, el libro no deja muchas posibilidades para seguir considerando los casos de las víctimas en Juárez como eventos aislados que suceden en tierras lejanas y a personas desconocidas. Al terminar de leerlo, se pueden ver las violencias estructurales que albergan nuestra cultura, los imaginarios nacionales, las instituciones sociales más básicas y nuestras identidades. El texto cierra su serie de narraciones con una larga y desgarradora lista de muchas otras víctimas de cuyos casos sólo se conocen fechas de registro, algunos datos perdidos y las pistas de nuestra cultura sobre sus cuerpos.

“28/01/02, Mercedes Ramírez Morales, de 35 años, obrera de la maquiladora Ademco, faldas del Cerro Bola, tenía signos de violencia sexual y la cabeza golpeada con una piedra. 20/01/02, Lourdes Ivette Lucero Campos, 26 años, nutrióloga de la maquiladora Motores Eléctricos, el cuerpo flotaba en un canal de irrigación paralelo a la carretera Juárez-Porvenir, victimada a golpes, las autoridades inculparon a su esposo José Luis Cid González. 05/01/02, no identificada, heridas con arma blanca, domicilio. Unidad Infonavit- Solidaridad. 07/01/02, no identificada, domicilio. Colonia Salvárcar […].”

Sin duda, “Huesos en el desierto” es un libro difícil de digerir. No solo por su crudeza, sino también por las incómodas y necesarias reflexiones a las que nos obliga su contenido. La violencia de género y los asesinatos de las mujeres en Juárez son problemas que nos exigen repensar los lentes con que entendemos la seguridad pública en México. En el centro de esa tarea, debe haber una crítica radical de las causas de la violencia, de la separación que nuestra concepción de la seguridad acarrea sobre los espacios públicos y privados, de la manera en que se imparte y accede a la justicia, de las políticas que se han demostrado tan inefectivas, y de las decisiones que se toman en cada una de estas cuestiones sobre las violencias que importan y aquellas otras cuyas huellas se traga la arena. Es imperativo leer este texto y los muchos otros que se han alzado en contra de la política de olvido que caracteriza la propuesta del Estado mexicano.

 

Referencias

Rodríguez, S. G. (2002). Huesos en el desierto. Barcelona: Anagrama. ISBN: 978–84–339–3269- 3.